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ElidethAbreu

Voy Hurgando Pecho Adentro

 
 
Voy hurgando pecho adentro,
por los silencios del alma,
buscando la dulce calma
que habita en su hondo centro.
En praderas del encuentro,
florecen las emociones,
cual delicadas canciones
de ruiseñores dormidos,
despertando los sentidos
con sus tiernas vibraciones.
 
La voz del campo resuena
en el eco de mi pecho,
y en este surco deshecho
brota una esperanza plena.
La brisa, suave y serena,
acaricia los pesares,
convirtiendo en azahares
las penas que el alma guarda,
mientras la tarde se tarda
en sus dorados solares.
 
Las palabras van brotando
cual semillas en barbecho,
y en el páramo del pecho
van sus raíces echando.
El corazón, labrando
versos con su arado fiel,
va destilando la miel
de sus más hondos secretos,
revelando en sus decretos
la cosecha de su piel.
 
En el silencio del monte,
donde el alma se recrea,
cada suspiro aletea
como ave en el horizonte.
Bajo el cielo que se apronte
a verter su luz dorada,
la palabra, antes callada,
se viste de verde olivo,
y en su lenguaje festivo
canta la tierra labrada.
 
El pastor de los silencios
guía su rebaño interno,
por un sendero tan tierno
como los trigos inmensos.
Entre mirtos y abedules,
bajo cielos siempre azules,
las voces se van hilando,
y el alma va declarando
sus más preciados baúles.

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