Hay algo en el viento que anuncia un final,
como si el mundo girara hacia un borde oculto,
una verdad que en silencio empieza a rondar,
un presagio antiguo envuelto en tumulto.
Los días se estiran sin forma precisa,
cada paso es un eco que vuelve vacío,
y en la penumbra que el alma avisa,
todo parece cercano al desvío.
El tiempo no entrega respuestas claras,
solo pistas veladas en sombras fugaces,
como estrellas que cruzan noches raras
y se apagan antes de que las abraces.
Siento un rumor que no sé descifrar,
una promesa suspendida en el aire,
como si el futuro me fuera a llamar
con palabras frágiles, listas para el baile.
Y mientras camino hacia lo que no veo,
un peso me sigue, del que no me aparto.
Es la certeza de un destino feo
o la última luz antes del salto.