El reloj incansable avanzó
Mientras el sabio investigó
En libros antiguos buscó saber
La pluma en el papel danzó
El tiempo veloz se escapó
Y la mente empezó a crecer
La biblioteca se iluminó
Cada página reveló
Secretos que ansiaba conocer
La vela lenta se consumió
La noche en silencio pasó
Y el alba comenzó a nacer
El erudito perseveró
Cada enigma desentrañó
Su sed de saber pudo vencer
El universo se desplegó
La ciencia se desarrolló
Y el mundo empezó a florecer
Pero el tiempo no se detuvo
El sabio envejeció
Sus manos comenzaron a temblar
El conocimiento perduró
La sabiduría triunfó
Mas la vida empezó a menguar
En sus últimos días reflexionó
Todo lo que aprendió
A otros decidió enseñar
Su legado se perpetuó
El saber se transmitió
Y nuevas mentes pudo inspirar
La muerte al fin lo alcanzó
Pero su obra continuó
El tiempo no la pudo borrar
Su espíritu investigó
Más allá de lo que vivió
En busca de otro despertar
El ciclo otra vez comenzó
Un nuevo sabio emergió
Para el conocimiento perpetuar