El viento susurra tu nombre callado,
se enreda en las hojas, me habla de ti,
y el cielo, en su manto de azul apagado,
me dice en silencio que ya te perdí.
Te busco en la brisa, te sueño en la espuma,
te invento en las sombras de un viejo jardín,
y todo en el mundo se vuelve penumbra
cuando en mis labios no estás tú, por fin.
Te fuiste despacio, sin darme respuestas,
dejando en mis manos un último adiós,
y ahora en mi pecho solo quedan huellas
de un eco lejano, de un sueño sin voz.