Como un damasco dulce, tu boca apetece,
Preñada de miel, mi alma se estremece.
Al rozarla, arde un fuego, un placer sin igual,
Sus labios rojos, mi antojo perenne y leal.
Tu sabor embriaga, mi lengua lo paladea,
Cada beso es un éxtasis, un deleite que marea.
En sus pliegues me pierdo, un paraíso hallado,
Donde el amor florece, con pasión desbordado.
Tu sonrisa es un alba, un rayo de sol,
Que ilumina mi ser, vuelve mi existencia un farol.
Tu boca es mi anhelo, mi bálsamo sanador,
Que cura las heridas, calma el dolor.
En tu boca me ahogo, pierdo la razón,
Un oasis de amor, una dulce explosión.
Te amo hasta la médula, mi devoción eterna,
Por tu boca, mi cielo, mi pasión sempiterna.