**Treinta y Seis**
Treinta y seis años y contando,
como hojas cayendo de un árbol,
cada una con su historia,
cada una con su peso.
El café de la mañana, amargo y fuerte,
como los recuerdos de juventud,
se mezcla con la leche tibia
de las esperanzas matutinas.
Las risas de los niños en el parque,
un eco de sueños pasados,
sus voces, como campanas de iglesia,
resuenan en mi pecho.
La tarde se desliza lenta,
como un río que conoce su camino,
y yo, en medio de su corriente,
me dejo llevar, sin resistencia.
Treinta y seis inviernos,
cada uno con su frío particular,
con su nieve que cubre y descubre
las cicatrices del tiempo.
Las estrellas, testigos silenciosas,
brillan con la misma intensidad,
recordándome que el universo
es más grande que mis preocupaciones.
Treinta y seis primaveras,
cada una con su promesa de renacimiento,
con su flor que desafía al invierno,
con su perfume de vida nueva.
Y en la quietud de la noche,
cuando el mundo se detiene,
mi corazón late con la certeza
de que cada día es un regalo.
Treinta y seis momentos,
cada uno un suspiro en el viento,
y yo, con los brazos abiertos,
abrazo la eternidad en lo efímero.
