Torrelavega, perla entre montes y brisa
Oh, Torrelavega, de claros sueños hecha,
tus campos resplandecen con luz de luna estrecha.
Bajo el azul del cielo, de nubes adornado,
se alza tu voz de mármol en canto sosegado.
Río Besaya llora su canto entre tus calles,
serpenteando plata con danzas y detalles.
Tus verdes montes guardan secretos de la historia,
y en piedra, los recuerdos relucen con su gloria.
De obreros y labriegos nació tu digna estampa,
con manos que sostienen el oro de tu trampa:
el trigo y el sudor, la forja y la molienda,
las fábricas que laten, la fe que las encomienda.
Eres hogar y senda de tiempos de bonanza,
de mercados que abren sus puertas a la alianza,
de plazas que resuenan con voces y suspiros,
del eco de un pasado que canta en sus papiros.
Torrelavega, cuna de espíritu indómito,
tu alma se levanta con ímpetu monómito.
Que el viento nunca apague la llama de tu aliento,
que sigas siendo estrella, que sigas siendo un cuento.
