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ElidethAbreu

Tardos para airarse

 
 
En la espesura del alma, donde el silencio reposa,
habita la voz serena, prudente, sabia y hermosa.
Ella no alza gritos ni levanta tempestades,
es agua mansa que aplaca las vanidades.
 
¿Qué gana el que hiere con su palabra al viento?
¿Qué pesa más: el orgullo o el arrepentimiento?
Oh, alma impetuosa, detén tu paso al abismo,
pues la ira se tiñe de sombras y fatalismos.
 
Mira al tiempo paciente, su andar siempre sabio,
no corre tras llamas ni se pierde en agravios.
Es tardanza virtud, es la calma un escudo,
un puente al perdón, un refugio seguro.
 
Quien rápido se inflama, en su furor se quiebra,
mas quien espera, edifica donde el otro siembra.
No es débil quien calla ni cobarde quien cede;
es fuerte el que piensa antes que el impulso le enrede.
 
Así, al mirar la tormenta que clama su entrada,
piensa en el cielo azul que la sigue en la jornada.
Sé lento en la ira, que la paz es ligera,
y quien ama la calma, en el alma prospera.

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