Tal vez pasando en invierno,
me dé sus flores el monte,
cuando el alba en el horizonte
dibuja un cielo más tierno.
Las ramas secas murmuran
sus nostalgias al pampero,
y en cada tronco austero
los recuerdos se apresuran.
Quizá el frío de la helada
no me robe la esperanza,
y en el campo la bonanza
se despierte en la alborada.
Si el monte guarda secretos
entre sombras y suspiros,
que los guarden los caminos
como un canto de los vientos.
Tal vez cuando caiga el hielo,
en un rincón escondido,
germine un brote encendido
y me abrace todo el suelo.