Soy trapo y madera, vacío en el pecho,
un cuerpo sin alma, de viento y hojarasca,
me alza la luna, y el sol me desgasta,
sin rumbo ni sueño, perdido en su trecho.
Mis brazos abiertos, sin fin ni derecho,
espantan fantasmas que el aire arrastra,
y en mi corazón, donde nada se atasca,
se enreda el silencio como fiel acecho.
Quise amar, pero el viento me parte,
quise ser carne, mas soy polvo y frío,
un muñeco absurdo sin rumbo y sin arte.
Mas, si algún día despierto y sonrío,
que los pájaros canten sin más alarde,
y alce sus alas el amor tardío.