De la luz, donde nace la alegría,
al abismo de sombras descendemos;
por caminos inciertos nos perdemos,
del día al negro manto que enfría.
Luz que enciende la vida y la armonía,
luz que a sombras fugaces devolvemos;
en reflejos de dudas, nos movemos,
buscando claridad que se desvía.
Mas la sombra da abrigo y esperanza,
es refugio en la noche que amanece,
donde al fin, la verdad se nos alcanza.
Y del fondo sombrío que se ofrece,
vuelve el brillo que el alma tanto lanza,
de la luz... a la luz que permanece.