Oh fuente clara, espejo del cielo,
donde el agua danza con suave brío,
en tus profundidades veo el hilo
de un mundo en calma, perdido en anhelo.
Las hojas murmuran secretos viejos,
y el sol se asoma a tu lecho sereno;
cada gota brilla, como un veneno
que embriaga el alma con sus reflejos.
Tu canto sereno, melodía pura,
acaricia el aire con dulce encanto,
un rincón de paz en la locura.
Eres el refugio, el alivio santo,
en tu abrazo encuentro la ternura,
y en tu presencia, el tiempo es un canto.