Sin poder volver
Forjé mis sueños al viento, para en su curso danzar,
hallé que el aire pesa cuando es otro quien lo mueve.
Pensé en el alba radiante como llama que se atreve,
pero el sol brilla distinto si no es suyo el despertar.
Tracé senderos de luces sobre sombras de papel,
con la tinta de mis manos y el pulso de mi corriente,
mas la tinta se hizo grillete, el pulso un rumor silente,
y el sendero se curvaba hacia un muro de pincel.
Soñé mi voz desbordando las vastedades del mar,
como ola que no se pliega ni se rinde a la tormenta,
mas el eco de mi canto se tornó brisa opulenta,
que besaba, sin raudales, la orilla de su dictar.
Cubrí de alas mis pisadas buscando el cielo ascender,
con el ansia de las cumbres y el fervor de los cometas,
pero el vuelo no era libre si dictaban las veletas,
y en su danza me perdía sin saber cómo volver.
