He buscado en los márgenes de cada página,
en los suspiros ocultos entre líneas,
pero no encuentro el latido exacto
que dibuje tu ausencia con palabras.
Las noches se vuelven preguntas
y el alba, un intento de respuesta,
pero el lenguaje tropieza en su sombra
cuando intento nombrarte sin miedo.
Tal vez el amor que aprendimos
no alcanza a medir nuestra sed,
quizás los poetas callaron
lo que solo mi piel puede ver.
Porque hay un vacío que pesa distinto,
un temblor que no cabe en los libros,
y un deseo que rompe los versos
cuando no estás conmigo.