Se Acerca la Edad Dorada.
Llega la vejez
Cuando de pronto un día deja
de doler el corazón,
mas se instala otra aflicción
que en el cuerpo se refleja.
La rodilla ya se queja,
la espalda pide atención,
y en cruel contradicción,
sentadas nos vence el sueño,
mas acostadas sin dueño,
el insomnio es la función.
Nos da sueño sentadas,
un descanso que es ficticio,
pues en la cama el suplicio
del insomnio nos aguarda.
La mente nunca se tarda
en sumirse en pensamientos,
y los largos sufrimientos
nos roban la paz querida,
dejando el alma vencida
en perpetuos tormentos.
Mas no cedemos al paso
de los años, ni al dolor,
pues encontramos valor
en la vida, en su abrazo.
Aunque el cuerpo se haga caso
del tiempo y sus condiciones,
persisten las emociones
que nos llenan de esperanza,
y en cada nueva andanza
renacen las ilusiones.
