Retorno a lo Esencial
Estamos repletas de pensamientos masculinos,
arquitecturas ajenas en nuestras mentes,
edificios erigidos sobre cimientos de otros nombres,
un lenguaje que nos traduce, pero no nos nombra.
Tengo que regresar a un estado primitivo,
desnudarme de conceptos heredados,
arrancar la piel impuesta por los siglos
y encontrar la raíz de mi propia voz.
Allí, en la profundidad de la tierra intacta,
donde los ríos susurran en lenguas olvidadas,
donde la luna no es musa sino hermana,
donde mi cuerpo no es símbolo sino templo,
allí hallaré una realidad femenina.
No aquella que fue moldeada por ojos ajenos,
sino la que crece en mi carne, en mi sangre,
la que late en mi silencio y en mi grito,
la que siempre ha estado, esperando ser dicha.
