Quien arranca de su alma
la semilla que lo nombra,
camina siempre perdido
por sendas que no lo brotan.
Olvidar de dónde vienes
es quebrar la propia sombra,
es quedarse sin el pulso
de la tierra que te arropa.
Puedes huir de tus huellas,
pero nunca de su historia;
el que reniega del suelo
desanda su propia gloria.
Y aunque el viento te sostenga,
aunque el río te despierte,
sin raíces eres polvo
que se pierde entre la gente.