Poesía, susurro de luz en penumbra,
tu voz descalza danza en la bruma.
Eres arpegio que al alma se aferra,
un río que canta las horas en guerra.
Tu ritmo, latido que el tiempo detiene,
un soplo divino que nunca se extingue.
Eres raíz y también horizonte,
un eco que cruza de valle a monte.
Verso sutil, pincel de lo eterno,
dibujas la calma, también el invierno.
En tu cadencia el dolor se disfraza,
y el gozo renace detrás de la casa.
Tu vuelo es alto, pero siempre cerca,
en cada palabra, la vida se alerta.
Eres puente, lágrima, fuego y canción,
la carne del alma, su devoción.
Poesía, refugio de aquel que respira,
haz que tus alas jamás se retiren.
Que en cada poeta y cada lector,
se siembre tu magia, se viva tu amor.