Poema de adoración
Reinabas en mi ser,
Ocupabas cada rincón,
Eras dueño de mi corazón,
Y en ti mi alma encontraba su querer.
Tú eras mi luz, mi guía, mi sostén,
Conmigo siempre estabas, fiel y leal,
Ante ti me postro, pues eres mi bien,
Mi Señor, mi Rey, mi amor inmortal.
Adoro tu nombre, alabo tu grandeza,
Exalto tu poder, proclamo tu gloria,
Tú eres la fuente de mi fortaleza,
En ti encuentro gozo, paz y victoria.
Que toda mi vida sea una ofrenda
A ti, mi amado, mi Dios, mi Rey sin fin,
Reinando en mi alma, sin que nada te ofenda,
Pues tú eres mi todo, mi principio y mi fin.
