Piel con piel, los latidos se entrelazan,
susurros como brisas nos envuelven,
las sombras de la noche se desplazan,
y el fuego de este amor nunca se disuelve.
Los dedos van trazando un universo,
caricias que desatan la tormenta,
el pulso de tu cuerpo va disperso,
en mares de pasión que el alma alienta.
Los sueños se despiertan en tus brazos,
la luna nos observa enmudecida,
los tiempos se deshacen en abrazos,
dejando en nuestro lecho nueva vida.