Bajo un cielo vestido de seda,
la noche danza en su luz callada.
Un susurro del viento que queda,
traza rutas de pasión anhelada.
En los ojos del cosmos eterno,
resplandores que encienden el fuego.
Cada estrella un secreto materno,
y la luna, un amante en su juego.
Caminos de sombras que laten,
con ecos de un deseo escondido.
Son las huellas que nunca deshacen
el amor que soñamos vivido.