Madre, faro de esperanza,
cobijo eterno y calidez,
con su amor todo lo alcanza,
con su entrega y su honradez.
Desde el alba hasta la noche,
vela sueños con dulzura,
su cariño es un derroche,
fuerte, noble y sin fisura.
Sus abrazos son refugio,
su mirada, un tierno abrigo,
y en su voz siempre hay arrullo,
su presencia es fiel testigo.
La madre es un susurro divino,
un pedacito de cielo en la tierra,
ángel tierno de abrazo genuino,
luz que calma, consuela y encierra.
Es mujer de infinita ternura,
manantial de esperanza y calor,
fortaleza que nunca murmura,
y un reflejo del mismo Creador.
Amor puro que nutre y protege,
vida plena que siempre florece,
como estrella que nunca se aleja,
como sol que jamás desfallece.
Madre, ejemplo de paciencia,
de coraje y de valor,
en su amor no hay resistencia,
solo entrega y puro ardor.