A ti, poeta de voz cincelada,
de versos firmes, de fuego y razón,
te canta hoy la patria enamorada,
que en tu palabra halló su corazón.
En la cadencia de tu arte profundo,
la tierra ardía en un canto inmortal,
y el alma herida del pueblo y del mundo
florecía en tu pluma sin igual.
Tus letras son raíces que perduran,
raíces fuertes, de esperanza y fe,
que en la memoria del pueblo susurran
la verdad limpia de tu alma de pie.
Hombre de ideas, maestro del verbo,
cautivo eterno del deber social,
tu luz resplandece, firme y soberbio,
guía de vida, de lucha esencial.
Hoy te evocamos, noble soñador,
artesano del tiempo y del legado,
en cada estrofa vive tu clamor,
y en nuestra historia, siempre sembrado.