**Oda a la Melancolía de la Juventud**
Joven fui, y en mi pecho se anidó la melancolía,
como amante que seduce con su gélido encanto.
Abracé su sombra, la hice mi compañía,
y en sus brazos encontré refugio y llanto.
Creía que en la tristeza hallaría el significado,
que el peso del mundo me daría sabiduría.
Mas la melancolía sólo me había condenado
a un reino de sombras, de noche y agonía.
Hoy, con el paso de los años y la experiencia,
comprendo que la juventud es a menudo ceguera,
que la belleza reside en la luz de la existencia,
y que la alegría, no la pena, es nuestra verdadera bandera.
Adiós, melancolía, eres un recuerdo del pasado,
una lección aprendida que me forjó con dureza.
Ahora busco la dicha, el amor y lo sagrado,
y a la luz de la vida me entrego con firmeza.
Que este poema sea un eco de tu propia travesía,
un canto que celebre la fuerza de tu vida,
Deja atrás la sombra de esa antigua melancolía
y avanza hacia la luz que ilumina tu salida.
