Mis Cuatro Vidas
He vivido cuatro veces, y aún respiro,
cuatro etapas que el destino trazó,
como estaciones de un viejo suspiro
que el viento llevó y nunca volvió.
La primera fue la infancia soñada,
con risas de oro y sin comprender,
donde la vida era luna alborada,
un juego infinito que no iba a doler.
La segunda llegó como un río bravo,
la juventud ardiente y voraz,
pasión desbordada, orgullo esclavo,
caminos inciertos que cruzan sin paz.
Amé y caí, luché sin medida,
creí en la gloria, busqué mi lugar,
mas vi que la senda está ya perdida
cuando el orgullo no sabe parar.
La tercera fue un lento ocaso,
la madurez que todo desvela,
cuando el alma pesa como un fracaso
y se aprende a vivir sin mucha cautela.
Aquí, la esperanza se viste de duda,
el tiempo se vuelve un fardo feroz,
y aunque la noche se siente desnuda,
la vida te pide aún dar tu voz.
Ahora vivo mi cuarta jornada,
la vejez con su calma final,
donde el fuego se apaga, pero la mirada
ve claro el camino, sin bien ni mal.
Ya no busco más, ya no me engaño,
he sido y dejado lo que pude ser,
y en esta última vida que extraño,
aprendo, al fin, sólo a comprender.
Cuatro vidas me han dado los años,
cuatro etapas de amor y de duelo,
y al final, cuando pase este extraño
camino, será la paz mi anhelo.
