Las Horas del Silencio
Cuando el día se desvanece,
y la noche extiende su manto,
el silencio se hace presente,
trayendo consigo su encanto.
En esta calma que florece,
los pensamientos brotan sin prisa,
y el alma encuentra la brisa
que le permite reflexionar.
Las horas pasan en reverencia,
dejando que la paz impere,
mientras el corazón espera
lo que el silencio ha de inspirar.
En ese instante de quietud,
lo eterno y lo humano se funden,
y las sombras, cual sutil ataud,
envuelven el mundo que se hunde.
Mas no hay miedo en la soledad,
pues el silencio es bálsamo sanador
guiando al alma hacia la verdad
que en su interior siempre es amor.
