Verso 1
Vivía entre los versos, la luz de su refugio,
en hojas desgastadas hallaba su verdad.
Su voz era un susurro, un eco sin tapujo,
que hablaba del amor con dulce claridad.
Verso 2
Sus manos dibujaban jardines de ternura,
pintaba madrugadas con tintes de cristal.
Y en noches solitarias, su eterna compostura
se volvía mariposa perdida en lo inmortal.
Verso 3
El mundo no la oía; su canto era discreto,
las rimas en su pecho, un corazón latente.
Soñaba con amores de un tiempo ya secreto,
flotando entre palabras cual barca en la corriente.
Cierre
Así quedó su alma, tatuada en un poema,
su nombre en el olvido, mas viva en cada flor.
La dulce soledad, su eterna diadema,
la hizo reina y esclava del verbo y del amor.