La lengua es llama que todo destruye,
palabra ágil de doble intención,
quien de su fuerza cautivo no huye,
pues lleva en ella mortal condición.
Es arma oculta, veneno que arde,
que hiere hondamente sin compasión,
desata guerras, abate al cobarde,
y quiebra al sabio con su aflicción.
Mas quien la guarda, prudente y sereno,
encuentra el bálsamo que calma el mal,
la fuente humilde de amor y de estreno,
que siembra vida y es luz celestial.