En lo alto del cielo pondré una luz tan clara,
que guíe al universo con su fulgor divino.
Será el eco radiante de todo lo que amara,
un faro que declare lo inmenso de mi sino.
Los astros, en su danza, se inclinan ante ella,
la estrella que despliega mi dicha verdadera.
Su luz es mi promesa, su amor, mi centinela,
la huella luminosa que el cielo reverbera.
Que el mundo se dé cuenta, que el viento lleve el canto,
pues todo en mí se inunda de júbilo sincero.
Mi vida es su refugio, su nombre mi encanto,
y yo su fiel poeta, su amante y su sendero.