Grande y abierta, llena de calma,
con sol en los muros y luz en el alma.
Las brisas la rozan, la cruzan de lado,
y el viento en su danza le canta un halago.
Las cortinas flotan, ligeras, etéreas,
como alas de lino en mares de estrellas.
Los rayos de oro la envuelven de vida,
y el tiempo se duerme sobre su herida.
En cada ventana un mundo despierta,
con sombras de hojas y aroma a tierra.
El aire susurra historias lejanas,
y el alma del viento la lleva en sus alas.