La bondad de tu alma
En los hondos abismos donde mora el olvido,
tu bondad se levanta cual radiante fulgor.
Es un faro divino que ilumina el perdido,
y un susurro de cielo que redime el dolor.
Tu alma es como un río que no busca reposo,
su caudal generoso fertiliza el erial.
Es un cálido canto, puro, eterno y hermoso,
un refugio sagrado contra todo mal.
Eres llama que arde con la paz de los justos,
un fulgor incesante que en la sombra perdura.
En tus manos el tiempo se detiene, robusto,
y el amor se descubre en su forma más pura.
Tu virtud es un cielo de perpetua bonanza,
donde brotan jardines que no sabe el pesar.
Es el don infinito, la sublime esperanza,
que en el mundo marchito logra siempre brillar.
