¡Qué derroche de gente para hacer una película!
Cada quien en su rol, ¡qué cosa tan magnifica!
Un director que grita, “¡Luz, cámara, acción!”,
y un guionista perdido buscando inspiración.
Camarógrafos corren cargando su equipo,
y el de sonido ajusta un micrófono al tipo.
Maquillaje y vestuario, con mil accesorios,
mientras alguien revisa los consultorios.
La actriz principal repite su parlamento,
y el actor secundario bosteza sin aliento.
El productor, nervioso, revisa la cuenta,
y el extra se duerme sobre la banqueta.
¡Qué colectivo de gente para lograr la escena!
Es un caos con arte que nunca se frena.
Y al fin, en la pantalla, la magia se enciende,
pero nadie imagina todo lo que depende.