Hombre de sol, misterio en la alborada,
brisa que quiebra el aire con su intento,
tu risa es trueno, firme como el viento,
tu voz, un eco en sombra apasionada.
Tus ojos son la noche sosegada,
destellos de un volcán ardiendo lento,
dos faros de obsidiana y fundamento
que rompen con su luz la madrugada.
Hombre de mar, de fuego y de tormenta,
tus labios son relámpago y aurora,
tu abrazo, un firmamento que atormenta.
Eres pasión que quema y que devora,
caricia de un destino que sustenta,
hombre que en mi latido se atesora.