La herida canta dentro de mi pecho,
silba su eco por campos de luna,
y aunque duele, su voz oportuna
trae vida nueva en su desecho.
Es llaga que arde como fuego eterno,
un río de amor que nunca se cierra,
cicatriz abierta que siempre entierra
esperanza y miedo en su invierno.
Mas en su filo encuentro la calma,
como quien abraza sombra y destino,
pues el dolor es camino del alma.
Así silba la herida, cruel y genuina,
marcando cada paso clandestino,
hacia el amor que nunca termina.