Reflejan las estrellas su fulgor,
en mares de silencio y de misterio,
suspira el viento un místico salterio,
la luna nos contempla con amor.
En noches de pasión y de fervor,
se escribe entre dos almas un cauterio,
un vínculo sagrado, un dulce imperio,
que el tiempo no consigue hacer menor.
Eterno es el latido compartido,
un eco que resuena en la distancia,
un lazo que no puede ser dividido.
Amor que se alimenta de constancia,
dos almas en un vuelo sostenido,
unidas por la fe y la esperanza.