Después de tanto tiempo, la he vuelto a ver,
su rostro, su sonrisa, su mirada divina,
aquel ser que tanto amé, que tanto quise tener,
que llenaba mi alma de dicha y de alegría.
Sus ojos, luminosos como estrellas brillantes,
me envuelven y me atrapan en su cautivador hechizo,
su voz, suave y melodiosa, resuena en mis oídos, constante,
recuerdos de un amor que nunca he podido olvidar.
Verla de nuevo ha removido todas mis emociones,
ha despertado en mí un mar de sentimientos encontrados,
nostalgia, anhelo, felicidad, todas las sensaciones
que alguna vez experimenté a su lado, grabadas en mi pasado.
Siento como si el tiempo hubiese retrocedido,
volviendo a esos días en que fuimos un solo ser,
donde nuestros corazones latían al unísono, estremecidos,
y la dicha de tenerla cerca era todo lo que yo quise tener.
Hoy, al volver a contemplar su belleza sin par,
me doy cuenta de que aún no la he podido olvidar,
que sigue presente en cada uno de mis pensamientos,
que su recuerdo aún habita en lo más profundo de mi ser.