“El Quijote”, clásico de clásicos
Cuatro siglos han pasado, y aún cabalga en el viento,
don Quijote, el caballero, de sueños y pensamientos.
De la pluma de Cervantes, inmortal y sin fronteras,
nació el hidalgo errante, prisionero de quimeras.
¿Por qué leer sus hazañas, de molinos y de honra,
si el acero y la armadura son reliquias en la sombra?
Porque en cada hoja escrita, en su risa y en su pena,
late el eco de la vida con su cómica condena.
Es un canto a la locura, al valor y la esperanza,
a quien lucha sin descanso, aunque el mundo no lo abraza.
Es un viaje por espejos, por los tiempos y las almas,
un reflejo del humano, de su gloria y de sus faltas.
¿Y cómo abrir sus senderos, su lenguaje, su riqueza,
si su verbo es de otros tiempos, y su ritmo es fortaleza?
Con paciencia, con asombro, con la mente en libertad,
pues en su ingenio se esconde nuestra propia humanidad.
Cuatro siglos han pasado, y aún cabalga en el viento,
don Quijote, el caballero, eterno en su sentimiento.
