El Músico de las Aguas
En la penumbra suave de un río callado,
donde el eco murmura secretos de antaño,
un pianista se sienta, sus dedos dorados
acarician las notas, como un canto de años.
Las aguas lo envuelven en danzas de plata,
sus acordes flotan en brisas de sueños,
cada tecla un suspiro, cada nota una plata,
un lamento que viaja, un viejo deseo.
Los juncos se inclinan, bailan a su paso,
los peces, curiosos, asoman al suelo,
y el cielo se asoma, pintando un ocaso,
donde el sol se despide en un manto de cielo.
El pianista sonríe, su corazón late
con el pulso del río, con la vida que fluye,
sus melodías cuentan historias que abate,
del amor y el tiempo que nunca se huye.
En este rincón donde el mundo se aquieta,
su música abraza a la luna y al mar,
y aunque la noche se vuelva secreta,
su canto en el agua jamás se irá.
Y en el eco de un río lejano,
el pianista reposa, en su arte eterno,
y las aguas susurran, con un aire humano,
la sinfonía viva de un mundo interno.
