En la rutina del alba, suena el reloj,
entre cafés y abrazos, comienza el día,
dos almas que luchan, con sueños en flor,
tejiendo en lo simple su propia melodía.
Las horas se escapan, el trabajo espera,
en la danza de vidas, cada uno en su andar,
pero al final del día, al caer la esfera,
se encuentran en casa, listos para amar.
Las tareas se acumulan, el suelo por barrer,
los platos, un eco de risas y afán,
pero en cada gesto, hay un dulce querer,
un guiño, un susurro, un abrazo de paz.
Entre la rutina, un beso robado,
la mano que aprieta, un gesto sincero,
en el caos compartido, el amor es sagrado,
una fuerza que crece, un lazo verdadero.
Entre lo cotidiano, florece su unión,
en cada tarea, en cada decisión,
la fuerza del amor, su mayor razón,
hace del día a día, una hermosa canción.