Ecos de un Adiós
Se quiebra el corazón como un espejo,
sus bordes son de hielo y de amargura.
En vano busco luz bajo el reflejo,
mas solo hallo penumbra en su espesura.
El tiempo se detuvo en su latido,
la rosa del ayer perdió su aroma.
Tu voz, que fue mi cántico querido,
se oculta tras el velo de la toma.
La noche, fiel testigo de mi duelo,
se viste con el manto del olvido.
Susurra al viento un grito que alza al cielo
mi sombra por tu amor desvanecido.
¿A dónde irán los sueños compartidos,
los ecos que la brisa ya no nombra?
Se pierden, como huellas en los ríos,
que llevan su dolor hacia la sombra.
