Don Críspulo, faro de los años,
hombre de historias y de pasos largos,
hoy cumple usted ochenta y siete primaveras,
tejidas con amor, sabiduría y quimeras.
De su risa brotan cantos de la vida,
de sus manos, memorias nunca perdidas.
En su andar pausado, pero firme, se adivina
la fuerza de un alma que nunca se rinde.
Que sus días sigan plenos de esperanza,
que su hogar resplandezca en alabanza,
y que el tiempo le regale dulces danzas,
porque ochenta y siete años no son poca confianza.
¡Felicidades, Don Críspulo! Que esta nueva vuelta al sol sea llena de bendiciones y alegría.