Decíamos ayer, amigo,
Que la vida es un instante,
Un sueño fugaz y errante
Que pronto se va consigo.
Decíamos que el tiempo pasa
Como un viento que se pierde,
Y que nada aquí se muerde
Sino la honda y negra tasa.
Decíamos que la belleza
Es una flor que se deshoja,
Y que el alma, cual hoja, se oja
Cuando la vida tropieza.
Decíamos que la alegría
Es huésped de un solo día,
Y que el dolor, noche y día,
Es sombra que nos espía.
Decíamos ayer, amigo,
Que nada queda de lo que fuimos,
Y que al fin, en polvo nos rendimos
Ante el silencio y el olvido.
Mas hoy, al mirar al cielo,
Vemos que aún brilla la estrella
Que nos guía, fiel y bella,
Dándonos nuevo consuelo.
Pues si la vida es tan breve,
Y el tiempo cual sombra leve,
Vivamos con fe que eleva
Nuestras almas hasta donde
La eternidad se esconde.