Que el eco de tu aliento despierte la brisa,
y cante la aurora su dulce fulgor.
Que el frío se pierda en tu llama precisa,
y el tiempo renazca vestido de amor.
Que el brillo en tus ojos despierte los sueños,
y el viento susurre secretos de mar.
Que en noches calladas se enciendan los leños,
y el alma en su danza se deje llevar.
Que el río murmure promesas doradas,
y el cielo acaricie la flor del jardín.
Que en cada latido las horas calladas,
susurren la vida con tono sutil.
Que el beso del alba despierte la rosa,
y el sol en su cumbre nos llene de luz.
Que el día nos brinde su paz silenciosa,
y el alma se eleve sin miedo ni cruz.