Dejando de desear,
El corazón se calma,
Y en paz puede descansar,
Libre de toda añoranza.
Ya no más suspiros,
Ni lágrimas que caen,
El deseo se retira,
Y la tranquilidad reina.
Las ansias se desvanecen,
Como humo en el aire,
Y en su lugar aparece,
La serenidad que antes no había.
Dejando de desear,
Se aprende a valorar,
Las cosas que ya están,
Y las bendiciones que se tienen.
La mente se aclara,
Y el enfoque cambia,
De lo que no se tiene,
A lo que se ha logrado.
Dejando de desear,
Se encuentra la verdadera felicidad,
En el presente se vive,
Y se deja atrás la añoranza.
No hay más vacío en el pecho,
Ni anhelos que atormenten,
Solo paz y agradecimiento,
Por todo lo que se ha recibido.
Dejando de desear,
Se encuentra la plenitud,
En el aquí y el ahora,
Sin necesidad de más.
Entonces, dejemos de desear,
Y vivamos con gratitud,
Porque en la ausencia de deseos,
Se encuentra la verdadera plenitud.