De la luz, de fulgor que nos despierta,
vamos por los senderos de la vida,
donde el gozo, la risa compartida,
se tornan en penumbra siempre incierta.
Luz que en nuestra mirada se concierta,
a sombra va en silencio y sin medida;
espejismo que a veces nos convida,
y otras veces en sombras nos despierta.
Pero en sombras también hay esperanza,
como en toda penumbra un resplandor,
que ilumina a quien busca y quien avanza.
Y en la sombra renace aquel fervor,
que alumbra desde el fondo de la alianza,
y a la luz, al final, vuelve el amor.
De la luz... a la sombra y su fulgor.