Creo que oigo el mar en la voz de los pinos,
un susurro antiguo que viene a llamar.
Sus olas se esconden en verdes caminos,
y el viento las lleva con suave cantar.
La brisa que juega me roza la frente,
me cuenta leyendas de un tiempo anterior.
De barcos perdidos, de un faro silente,
de noches calladas con luna mayor.
Mis pies en la hierba despiertan rumores,
un eco que vuela sin rumbo y sin fin.
El bosque respira perfumes y amores,
la tierra y el agua se encuentran al fin.
El cielo es un lienzo que pinta el ocaso,
el sol, en su lecho, comienza a bajar.
Y yo, en el silencio que abraza este paso,
me siento en la orilla de un eterno mar.
¿Es solo mi mente o un sueño velado?
¿O acaso la vida me quiso mostrar
que el mundo es un eco que vuelve encantado,
y en todo sonido, se esconde el amar?