En tiempos de las abuelas, el amor
Tenía un ritmo pausado y un dulce son.
El cortejo era un baile delicado,
Un juego de miradas y palabras con cuidado.
El caballero, con galantería y honor,
Ofrecía su brazo a su dama con primor.
Paseos al parque, bajo el sol naciente,
Susurraban secretos, bajo el cielo sonriente.
Cartas perfumadas, llenas de pasión,
Eran mensajeras de un amor en ebullición.
Cada verso era un suspiro de anhelo,
Que avivaba la llama, con fervoroso celo.
Los bailes de salón, un espectáculo bello,
Donde los corazones se unían por un sello.
Valses y minués, con gracia y elegancia,
Reflejaban el amor, con nobleza y constancia.
En los jardines, entre flores y canto,
Se ocultaban besos, un dulce encanto.
El cortejo era un arte, un juego de seducción,
Donde el amor florecía, con tierna devoción.
En tiempos de abuelas, el cortejo amoroso
Era un ritual sagrado, un sentimiento hermoso.
Un baile de palabras, gestos y miradas,
Que tejía historias de amor, eternas y amadas.