En mi llanto, cual lluvia torrencial,
Tu voz es bálsamo de mi dolor.
En mi regaño, cual rayo infernal,
Tu sonrisa apacigua con su candor.
El pesar que me ahoga y el pesar,
Se desvanecen al oír tu clamor.
En el tormento, tu risa es un manantial,
Que vierte esperanza en mi yermo corazón.
Cuando el llanto nubla mi senda astral,
Tu palabra es estrella que ilumina la ilusión.
El pesar que me ahoga y el pesar,
Se desvanecen al oír tu clamor.
En la tormenta, tu presencia es un portal,
Que me guía hacia un refugio de amor.
Eres el consuelo en mi vida mortal,
El faro en la oscuridad de mi temor.
El pesar que me ahoga y el pesar,
Se desvanecen al oír tu clamor.