Cielo desolado
Antes el aire vibraba en sus vuelos,
bandadas inmensas cubrían los días.
Alondras cantaban sus dulces anhelos,
tejían sus cantos en suaves armonías.
El cielo era un río de plumas en danza,
un coro celeste de vida y de sueños.
El mundo era un eco de luz y esperanza,
sus alas trazaban caminos pequeños.
Hoy queda el silencio, el vasto vacío,
un cielo desierto, sin canto ni vida.
El viento murmura un lamento sombrío,
y el mundo parece una herida perdida.
Alondras se fueron, la noche es testigo,
de un tiempo en que el aire vibraba encantado.
Sus alas ausentes son sólo un castigo,
que deja al recuerdo un cielo desolado.
