Cada gorrión tiene su corazón,
encerrado en su pecho pequeño,
laten sus alas con suave canción,
buscando su hogar, su sueño.
Vuela ligero, va y viene sin parar,
posándose en las ramas, queriendo reposar,
mas sigue su vuelo sin detenerse jamás,
porque cada gorrión tiene su propio compás.
Entre trinos y alegres saltos,
va tallando su destino, sin miedos ni asaltos,
pues cada gorrión, con su voz clara y fina,
canta su propia melodía divina.
Cada gorrión tiene su propia historia,
su anhelo, su ilusión, su gloria,
va tejiendo con fe su pequeña leyenda,
que el viento susurra y en el aire se extienda.
Cada gorrión tiene su propio corazón,
latiendo con fuerza, con pasión,
elevándose al cielo con su cantar,
buscando la dicha que le hará volar.